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jueves, 9 de agosto de 2012

Coca-Cola, sponsor de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936


Los juegos olímpicos realizados en Berlín, Alemania, en 1936 depararon muchas sorpresas... y no hablamos puntualmente de sorpresas en lo deportivo, sino en lo que hace al apoyo que más de una empresa brindó al evento que no era otra cosa más que propaganda nazi en su máxima expresión.
Entre las empresas que brindaron su incondicional apoyo a los juegos y a toda la maquinaria nacional socialista puesta en marcha estaba ni más ni menos que Coca-Cola... la empresa que es sin dudas uno de los símbolos inequívocos de los Estados Unidos de América.

Los afiches de aquella época resultarán más que elocuentes, pero uno de ellos (en la primera foto de este post) se destaca por sobre el resto dado el mensaje: "Ein Volk, ein Reich, ein Getrank. Coke ist es Coca-Cola" (Un Pueblo, un Reich, una bebida. Coke es Coca-Cola). Tampoco faltaron los afiches apoyando a los deportistas "arios" y el incipiente (y vomitivo) merchandise...Compenetración total entre la empresa y un estado nazi fascista, dominador como pocos ha habido en la historia.Todo dicho.


martes, 20 de marzo de 2012

Martin Luther King y su último discurso contra... Coca-Cola

Martin Luther King durante su último discurso en Memphis.

El 3 de abril de 1968, Martin Luther King Jr. daba el último discurso de su vida en el principal centro de reunión de la "Iglesia de Dios en Cristo", Mason Temple (Memphis, Estados Unidos). El pastor estadounidense de la Iglesia Bautista llevaba adelante en los Estados Unidos una labor crucial al frente del Movimiento por los Derechos Civiles para los afroamericanos, además de expresarse en reiteradas oportunidades en contra de la guerra de Vietnam, la pobreza y la desigualdad fundamentalmente.
Martin Luther King Jr. no se desentendía de nada y no le importaba ser "políticamente incorrecto" llegando hasta el fondo mismo de los problemas que aquejaban por entonces a la racista sociedad norteamericana.

Entre los varios problemas que oprimían a los negros en los Estados Unidos estaban el trato, las condiciones de trabajo y las políticas de contratación de los mismos en la fábrica de Coca-Cola en Memphis (Sólo por nombrar uno...). Los trabajadores negros de la planta recibían un trato totalmente distinto al de los blancos y sus derechos, por supuesto, eran prácticamente inexistentes comparados con los de los "norteamericanos puros".

Esa noche, la del 3 de abril, en un pasaje de su (a la postre) último discurso, dedicó precisamente unos párrafos al gigante de la bebida efervescente.
Dijo en un momento Luther King:
"Y así, como resultado de ésto, te pedimos esta noche, salir y decirle a tus vecinos que no compren Coca-Cola en Memphis. Díles no comprar la leche Sealtes. Díles que no compren - ¿Cuál es el otro pan?... Wonder Bread. ¿Y cuál es la otra compañía de pan, Jesse (N. de R.: Jesse Jackson)? Diles de no a comprar el pan de Hart. Como Jesse Jackson ha dicho que, hasta ahora, sólo los pordioseros han estado sintiendo el dolor, ahora debemos redistribuir el dolor. Estamos eligiendo a estas empresas porque no han sido justas en sus políticas de contratación, y las estamos eligiendo porque pueden iniciar el proceso de decir, que van a apoyar las necesidades y los derechos de estos hombres que están en huelga". 

Martin Luther King se había metido con uno de los emblemas del poder norteamericano establecido. Al día siguiente, 4 de abril de 1968, mientras se encontraba en un balcón del Lorraine Motel, lugar en donde se hospedaba, un balazo terminó con su vida a las 18:01 hs. de aquella conmovedora jornada.
Las últimas palabras de Martin Luther King mientras agonizaba en el suelo fueron dirigidas al músico Ben Branch, quien iba a presentarse esa misma noche en una reunión a la que también asistiría King: "Ben, prepárate para tocar "Precious Lord, Take My Hand" (Señor, toma mi mano) en la reunión de esta noche. "Tócala de la manera más hermosa".

El poder real de los Estados Unidos tenía (según su criterio) a partir de ese momento un problema menos.


domingo, 29 de enero de 2012

Fanta: la gaseosa nazi surgida de la fantasía alemana

Afiche original de Fanta. Alemania, 1941.

Si las increíbles relaciones entre empresas norteamericanas y el régimen implantado por Hitler en Alemania desde 1933 siempre han llamado la atención, lo sucedido con la "norteamericanísima" Coca Cola no se queda atrás. La bebida cola por excelencia era un éxito total de ventas en la Alemania nacional socialista de entonces y para el año 1939 se vendían 4 millones y medio de botellas al año. Las ventas iban en aumento, los alemanes contentos, enfrascados en la propaganda nazi y tomando sorbos de la refrescante bebida hasta que en 1941, los Estados Unidos "se vieron forzados" a ingresar a la guerra.
De allí en más, lo previsible: el bloqueo de Estados Unidos a Alemania impidió el ingreso de los insumos e ingredientes necesarios para producir Coca Cola y Hermann Goering se quedó con las ganas de apropiarse de la fórmula secreta 7X, para producir masivamente la bebida en Alemania.
Algo había que hacer y como a lo largo de la historia ha sucedido, si bien en los campos de batalla el odio entre norteamericanos y alemanes era insuperable, en las oficinas y a la hora de hacer negocios, todo se olvidaba.

Max Keith, jefe de Coca Cola Gmbh (la filial alemana) se puso manos a la obra y llevó adelante la nada sencilla tarea de combinar diferentes ingredientes accesibles en la Alemania bloqueda comercialmente para dar vida a una nueva bebida, bien alemana. Un mix que combinaba sidra, queso y azúcar inicialmente dio origen a una bebida a la que había que dar nombre para ser lanzada al mercado interno alemán. Keith les propuso a sus empleados que piensen en eso y que dejen volar toda su imaginación y fantasía. De ese modo, y tras ganar en esa empresa la "fantasía" se optó por el nombre de Fanta (derivado de "Fantasie" o "Fantasía" en alemán).

No anduvo nada mal la cosa (por supuesto luego aprovechada sobre manera por la casa matríz de Coca Cola en los Estados Unidos) y para 1943, apenas dos años despúes de su lanzamiento, se vendían 3 millones de botellas al año en toda Alemania. El buen gusto volvía a estar en boca de todos los alemanes de entonces... ese buen gusto que habían dejado de lado en tantas otras áreas...

Para cambiar ese sabor en la boca, vale recordar la llegada de "prisioneros" alemanes a la ciudad de Nueva York, Estados Unidos, en 1945. Los alemanes trasladados a la tierra de la Libertad (tal vez en calidad de "expertos" y materia gris necesaria para seguir incrementando su "grandeza") se sorprendieron al ver enormes afiches de Coca Cola en la ciudad... Siempre habían creído que Coca Cola y Fanta eran en realidad alemanas...
La vida te da sorpresas. En un sentido o en otro, a todos por igual.