Mostrando entradas con la etiqueta cold war. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta cold war. Mostrar todas las entradas

jueves, 19 de septiembre de 2013

Ami Käfer: El ataque norteamericano con escarabajos a las plantaciones de papa de Alemania Oriental

Una vez culminada la Segunda Guerra Mundial, el conflicto entre las potencias del Este y del Oeste se transformó en la llamada Guerra Fría. Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrescaron en una guerra en la que prácticamente no hubo acciones bélicas directas y tradicionales, pero que marcó una época signada por acontecimientos singulares, ejércitos de espías, presión psicológica, una tensión permanente, creciente y sostenida. Los enfrentamientos en los campos de batalla dieron lugar a otros en lugares y circunsatncias muy diferentes. Los agricultores de Zwickau, Alemania Oriental, pudieron dar testimonio de eso. En la otra vereda las sospechas de un auto ataque alemán tampoco pueden ser descartadas... La "creatividad" al servicio de la democracia occidental. Aquí la historia.


Los "escarabajos yanquis" al ataque sobre Alemania Oriental.



El 23 de mayo de 1950 los agricultores de la localidad de Zwickau llevaron su mirada hacia el cielo de la apacible localidad de Sajonia, en Alemania Oriental (o República Democrática de Alemania). No pretendían otear el horizonte o ver el aspecto de las nubes para hacer su propio pronóstico del tiempo: el sonido atronador de bombarderos de la aviación de los Estados Unidos les llamó poderosamente la atención. Eso era lo que sucedía. Los fantasmas de la no tan lejana Segunda Guerra Mundial volvían a sobrevolar sobre sus pobres humanidades. Aquella Alemania Oriental bajo dominación de los soviéticos no estaba en paz, ni mucho menos. Los norteamericanos, por las dudas, se encargarían de mantener el status quo...

La Guerra Fría, en nada comparable con el sangriento, feroz y violento conflicto que había culminado (¿había finalizado realmente?) en 1945; no daba lugar para el descanso y así las cosas la tensión que generaban las "miradas de reojo" y el creciente y constante rearme entre las potencias dominantes, nada bueno hacía presagiar. Pero aquel día de mayo de 1950 las cosas llegaron muy lejos para ellos, simples y modestos agricultores dedicados a cultivar la papa, principal fuente alimenticia de la cadena alimenticia de la Alemania Oriental por aquel entonces...
Los aviones norteamericanos surcaron el cielo alemán mientras los agricultores de Zwickau no lograban explicarse aquella indeseable presencia. Las respuestas llegaron al día siguiente. Al recorrer las plantaciones de papa que ellos mismos se encargaban de cuidar a diario, se dieron cuenta de la triste y angustiosa realidad: los aviones norteamericanos habían exparcido miles y miles de escarabajos de la papa, insectos que para sus plantaciones, su economía y su subsistencia diarias, eran sencillamente letales y devastadores.


Afiche contra la invasión norteamericana de los"Ami Käffer".



Situaciones similares comenzaron a producirse a diario y a lo largo de varias jornadas, en diferentes localidades de la Alemania Oriental. Había una coincidencia fatal: sobrevuelo de aviones norteamericanos; campos con plantaciones de papa e invasión repentina de escarabajos. Resultado final: cosechas desperdiciadas y una parte importante y casi vital de la alimentación básica de los alemanes orientales de aquellos años tirada a la basura una y otra vez. La economía de posguerra de la "Alemania comunista" podría comenzar a despedazarse paulatinamente con acciones similares, la Guerra Fría mostraba una nueva faceta del "combate" y , una vez más, las víctimas eran civiles, inocentes de toda inocencia, ciudadanos comunes y corrientes al margen de los tejes y manejes de los poderosos, sean de un bando o sean del otro.
El gobierno alemán del Este tomó cartas en el asunto e investigó exhaustivamente todo lo posible sobre aquellos "bombardeos no convencionales", llegando a una conclusión tajante: la Fuerza Aérea norteamericana estaba exparciendo sistemáticamente cantidades impresionantes de escarabajos que atacaban las plantaciones de la papa sobre los campos de la Alemania Oriental.
Las autoridades alemanas se embarcaron entonces en una aguerrida campaña de propaganda destinada a la población que se veía afectada por la lluvia de escarabajos. La principal fuente de alimentación de la Alemania del Este estaba seriamente en peligro y con eso, la subsistencia de la mayor parte de su población.


Afiches alemanes contra los "Ami Käffer".


Mediante afiches, panfletos, volantes y avisos en diferentes publicaciones se comunicó a los alemanes que se estaba ante la invasión de los "Ami käffer", o los "Escarabajos yanquis", quienes se estaban encargando de devastar el medio de vida de los campesinos y privando de buena parte de su principal fuente de alimentación a un país entero. Estados Unidos había encontrado la mejor manera de invadir la Alemania "roja" y lo hacía no ya con un ejército de soldados humanos, sino con batallones enteros de escarabajos hambrientos.


Los campesinos de Alemania Oriental, víctimas de los "Ami Käffer".


Los letales "Ami käffer" habían logrado sus cometidos y la emblemática "democracia" occidental de la bandera con barras y estrellas volvía a mostrar su "mejor cara" a la hora de castigar a las poblaciones civiles con el objetivo de desmoralizarlas y, en definitiva, complicarles la vida del modo más efectivo.
Como tantas veces ha sucedido a lo largo de la historia (la oficial...), estos bombardeos no tradicionales pasaron al rincón (bien oscuro y alejado) de los recuerdos gracias a los insistentes esfuerzos norteamericanos. No hubo en ese caso investigaciones exhaustivas, comisiones investigadoras o misiones humanitarias para liberar a la maltratada población civil de aquellas atrocidades que, en menor medida, eran comparables a las malas intenciones de masacres como la de Dresden o incluso las de Hiroshima y Nagasaki. El emblema de la "democracia occidental" mostraba sus garras, las mismas garras del águila norteamericana, deseosa de sangre, aunque esa sangre brotara de las venas de seres inocentes e indefensos.
Todo en nombre de la libertad, por supuesto.



Marcelo D. García
Historias Lado B


miércoles, 20 de febrero de 2013

El Proyecto A119: una bomba atómica contra la Luna

El Proyecto A119.


Tras el final de la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos y la Unión Soviética se enfrascaron en una nueva guerra, tal vez la verdadera Tercera Guerra Mundial, conocida como la "Guerra Fría". Los campos de batalla, los enfrentamientos cuerpo a cuerpo, las armas sofisticadas en acción, dieron paso a una guerra sigilosa, estática, de miradas desconfiadas y de reojo entre los dueños de un mundo claramente bipolar compensado por las fuerzas del capitalismo y el comunismo por partes iguales.
La puja por el poder y la supremacía a nivel global llegó lejos, muy lejos y nunca han faltado, a lo largo de tantos años de guerra silenciosa, momentos de altísima tensión entre las potencias dominantes incluso con ribetes difíciles de aceptar y comprender.
Y tan lejos ha llegado la locura de la Tercera Guerra Mundial Guerra Fría que los Estados Unidos planeron llevarla, ni más ni menos que, a la Luna...
En el año 1958 las carreras aeroespaciales norteamericana y soviética estaban en plena ebullición. Los proyectos grandilocuentes y (a veces) disparatados eran moneda corriente entre los técnicos, científicos y especialistas de las respectivas agencias espaciales y así las cosas fue precisamente Estados Unidos quien tomó la iniciativa para concretar un plan destinado a exhibir de manera irresponsable y obsena su poderío no sólo ante la potencia mundial rival (la U.R.S.S.) sino ante el mundo entero.

Dr. Leonard Reiffel


Se lo conoció entre un reducido círculo de "privilegiados" como el Proyecto A119 y fue desarrollado desde 1958 por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de América. La idea era la de hacer detonar una bomba atómica en la superficie lunar...
El líder del proyecto fue el Dr. Leonard Reiffel, un físico que llevó adelante su trabajo desde una fundación investigadora que recibía fondos directamente del Ejército de los Estados Unidos. Pero Reiffel no estaba solo en esa tarea tan particular. Entre los más destacados de su equipo de colaboradores había un genio, un tipo que sobresalía por sobre el resto, quien finalmente se encargó de una parte muy importante del Proyecto A119: ese joven era un tal Carl Sagan y su tarea era la de investigar los efectos de una explosión nuclear en un sitio (como la Luna) con bajo nivel de fuerza de gravedad, como así también los efectos ulteriores que provocaría eso en la Tierra...

Carl Sagan en 1959.


Carl Sagan estuvo prácticamente un año encargándose de la infausta tarea junto a Reiffel, hasta que en 1959 reveló inesperadamente su participación en el nefasto Proyecto A119, justo en el preciso momento en que el gobierno de Estados Unidos, envalentonado por los avances de su carrera espacial, decidía dejar de lado la idea. La explosión de una bomba atómica en la superficie de la Luna sería inicialmente un golpe propagandístico y una desmesurada demostración de poder digna de un país como Estados Unidos (celoso y preocupado por los avances rusos en materia aeroespacial). La U.R.S.S. finalmente podría darse cuenta que no se enfrentaba precisamente a un "bebé de pecho" en materia de armamento y poderío y el resto de las naciones del planeta confirmarían sus sospechas de estar entre dos fuegos letales y altamente destructivos encarnados por las potencias opuestas y dominantes dispuestas a cualquier cosa...

Para poner blanco sobre negro y hablar claramente sobre el Proyecto A119 tal vez la siguiente explicación grafique lo dantesco y terrorífico que hubiese sido todo aquello: la idea principal consistía en hacer detonar en plenilunio (Luna llena) una bomba atómica, similar en poderío a la arrojada sobre la ciudad japonesa de Hiroshima al final de la Segunda Guerra Mundial, sobre la superficie lunar. De este modo el Sol iluminaría no sólo la cara visible del satélite natural de la Tierra sino que además dejaría ver (incluso desde nuestro planeta) el impresionante hongo nuclear, creando una sensación de miedo y terror a propios y a extraños nunca antes vista ni experimentada...

Sin embargo, resultaba mucho más aceptable la idea de ver a un hombre (norteamericano) pisar la superficie lunar antes que hacerla estallar en mil pedazos y así sucedió finalmente, decretándose de ese modo la muerte de un proyecto infernal...

Carátula de documento desclasificado sobre el Proyecto A119: el escudo con un hongo nuclear lo dice todo...

Bomba atómica.


Debieron pasar 45 largos años para que el gobierno norteamericano se dignara a desclasificar los archivos referentes al siniestro Proyecto A119, pese a lo cual (y a pesar de las incontables evidencias) se empeñó en negar su directa participación en semejante locura belicista. George W. Bush hizo lo de siempre, mostrar y no mostrar... "Now you see, now you don't...", desligando corporativamente al gobierno de su país de cualquier responsabilidad. Nadie esperaba otra cosa...