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domingo, 19 de febrero de 2012

Los Marines de Estados Unidos, la Triple Frontera, las reservas energéticas bolivianas y el Acuífero Guaraní


En Sudamérica no nos habíamos dado cuenta. Necesitábamos, casi como quien no quiere la cosa, que los Marines norteamericanos lleguen hasta la Triple Frontera (entre Argentina, Brasil y Paraguay) esgrimiendo, además de su arsenal, los mismos (no tan) viejos argumentos: ayuda humanitaria y entrenamiento en la lucha contra el terrorismo. Las tropas norteamericanas, con una avanzada inicial de 400 hombres, están en la región del Chaco,Paraguay, desde 2.005 instaladas en una base que llega a albergar sin drama a 16.000 efectivos. George W. Bush consiguió que desde ese año, Estados Unidos tenga absoluta libertad e impunidad para permanecer y accionar en territorio paraguayo por parte de sus destacamentos militares. Estados Unidos tenía autorización para permanecer allí (tan cerca de las reservas energéticas de Bolivia, la Triple Frontera y, por supuesto, el Acuífero Guaraní) hasta diciembre de 2006, plazo que además se actualizó automáticamente.
Estados Unidos logró además que Paraguay renuncie a la potestad de investigar delitos que puedan llegar a cometer sus soldados. Paraguay tampoco podrá, llegado el caso, demandar a Washington ante la Corte Penal Internacional (CPI). Lo particular del caso es que la impunidad norteamericana lograda a cambio de amenazas contra Paraguay y no pocas falsas promesas, tiene su origen en un informe de la CIA al Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, en el cual se revelaba lo siguiente: El Servicio Clandestino de la CIA es la única dependencia de la Comunidad de Inteligencia (léase: el gobierno norteamericano) donde cientos y cientos de empleados son conducidos o inducidos cada día a transgredir gravemente las leyes de diferentes países del mundo. De este informe se desprende además que unas 100 mil acciones al año a cargo de personal del Departamento de Operaciones, son relativas a actividades fuera de la ley.

Estados Unidos ha puesto sigilosamente sus pies en Sudamérica con impunidad absoluta (avalada por un país de la zona) y una excusa poco creíble a esta altura del partido, mientras que en realidad sólo llegan por un motivo: las reservas naturales de la región.

La historia es simple: el Acuífero Guaraní es una formación geológica con reservas naturales de agua dulce que la ubican como la tercera más grande del planeta. El 25% del agua dulce del mundo entero, está en el Acuífero Guaraní (que abarca parte de Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay); mientras que tan sólo el 6% de la población mundial ocupa ese territorio. De modo que la cuenta es simple: el 25% del agua dulce mundial en un territorio ocupado por (apenas) el 6% de la población mundial, o sea que según ellos, el agua en esta parte del mundo, sobra.

Estados Unidos lo sabe muy bien y algunos países sudamericanos, no: la guerra hasta ahora ha sido por el petróleo, el "oro negro", pero a partir de ahora será por el agua, a quien no pocos ya identifican claramente como el "oro azul". Si las leyes y las normas por esta parte del mundo se lo permiten con alarmante facilidad y si a eso se le suma la tradicional habilidad que Estados Unidos tiene para encontrar motivos intervencionistas, incluso esgrimiendo argumentos preventivos, en diferentes partes del mundo, el combo es explosivo: Estados Unidos ya ha llegado a Sudamérica para llevarse el agua, mientras por este lado del planeta seguimos tratando de darle, en la zona referida, inadecuada lucha al dengue en pleno siglo XXI.
Tal vez los Marines nos ayuden...