viernes, 14 de abril de 2017

Documentos fotográficos sobre actividades nazis en la Argentina


Carnet de la Liga Alemana para la Argentina y denuncia contra nazis de Villa Ballester.


A partir de 1941, las actividades de la Comisión Investigadora de Actividdes Antiargentinas que comenzó a funcionar en el Congreso Nacional, permitieron descubrir cuantiosa evidencia del funcionamiento y organización del Partido Nazi en el país.
El "Landesgruppe Argentinien der NSDAP" (Grupo Argentino del NSDAP) replicaba a lo largo y ancho de la Argentina, el mismo sistema organizativo y jerárquico de la Alemania nazi de Adolf Hitler (incluso desde antes de la llegada del Führer al poder en 1933).
Pese a las insistentes negativas de varios de los propios involucrados en este tipo de actividades (y sus cómplices locales), muchas de las reuniones y actos se hacían en ámbitos secretos y privados, mientras que otras se desarrollaban a plena luz del día y a la vista de todos.

A continuación, algunos reveladores documentos fotográficos con evidencia de esas actividades nazis en la Argentina. Las imágenes pertenecen a la publicación nazi argentina "Der Trommler" y son una mínima muestra de las centenares de fotografías que expusieron los movimientos de los nacionalsocialistas en el país.


Nazis en el barrio de Belgrano. Buenos Aires, Argentina. 30 de enero de 1939.


Campo de jóvenes nazis en Burzaco, Buenos Aires, Argentina. Marzo de 1937.

Juventudes Hitlerianas argentinas en El Dorado, provincia de Misiones, Argentina. 1939.

Acto encabezado por el jefe local, Alfred Müller en La Plata, Buenos Aires, Argentina. 1939.

Mitín nazi en Quilmes, Buenos Aires, Argentina. 1939.

Uno de los centros neurálgicos de los nazis: Villa Ballester. Buenos Aires, Argentina. 1939.

Fascistas reunidos en Chaco, Argentina.1939.



(Fotos: "Der Trommler", Argentina / Comisión Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso Nacional. Argentina. Documentos en archivo personal de Marcelo D. García)



martes, 11 de abril de 2017

La misteriosa visita de Adolf Hitler al "Edén Hotel"


Una vieja fotografía pone en el tapete y da nuevo impulso a la discusión sobre la sobrevida de Adolf Hitler tras la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial. De las leyendas inventadas, historias infundadas y sospechas, se da paso a la certeza de los documentos que hablan sobre el escape del Führer y, ahora, sale a la luz una imagen que parece confirmar la teoría. ¿Estuvo realmente Adolf Hitler en el "Edén Hotel" de La Falda en la provincia argentina de Córdoba? Algunos indicios, a continuación.

POR MARCELO GARCIA / HISTORIAS LADO B

Walter Eichhorn y el extraño visitante del "Edén Hotel" a sus espaldas. (Foto: archivo "Edén Hotel")


Como observador crítico de la historia, siempre, indefectiblemente en todos y cada uno de los casos, tomo, someto a análisis y pongo a consideración la concreta posibilidad de que los hechos hayan tenido -muy posiblemente- una resolución y hayan seguido un curso muy diferente al relatado por la -siempre interesada y dirigida- historia oficial. No se trata de ser negacionista -o si se quiere revisionista- pero sí de dar lugar a un juicio que -incluso- podría llegar a jaquear nuestras propias convicciones previas sobre determinados acontecimientos. El de Adolf Hitler y su supervivencia después de la derrota alemana en la Segunda Guerra Mundial es uno de esos casos en que se abre ante nosotros un interminable abanico de variopintas posibilidades que van desde su nunca jamás probado y demostrado suicidio en el búnker de Berlín hasta su escape y "segunda vida" en la Argentina. En el medio, de todo.
El tema es por demás atrapante y puede llevar a fantásticas leyendas (de hecho, ha sucedido) como así también a investigaciones responsables, originales, creativas y serias intentando correr el velo que pretenden imponer quienes buscan que -dóciles y mansos- miremos hacia otro lado en un curioso y engañador mundo de humo y espejos.

El salón de la reunión antes de su restauración (Izq.) y en la actualidad (der.)


Dejando de lado legendarias historias, rumores infundados, dimes, diretes y testimonios no siempre bien intencionados y chismes de nula credibilidad, desde hace mucho tiempo busco las puntas del ovillo de esta enmarañada madeja que es la supervivencia del Führer nazi y, así las cosas (al margen de estar sumergido desde hace ya casi tres años en una investigación plagada de documentos y descubrimientos que próximamente verá la luz en forma de un libro) puse la mirada en una extraña fotografía que pertenece a la colección del "Edén Hotel" de la localidad de La Falda, en la mediterránea provincia argentina de Córdoba. La imagen (que encabeza este artículo) muestra a Walter Eichhorn, propietario del hotel en las serranías cordobesas, reconocido simpatizante y afiliado nazi desde antes de la llegada de Adolf Hitler al poder y gran sostenedor económico del rápido ascenso del Führer dentro de las filas del NSDAP, apoyo que -entre otras cosas- le valió llegar a lo más alto del poder en Alemania en 1933. A Eichhorn se lo ve relajado y sentado junto a uno de los enormes y bellos ventanales en tanto que, al fondo, se advierten las figuras de unos visitantes departiendo con quien parece ser una empleada del lugar. Entre esas personas, se advierte una figura masculina que -al ser observada con sumo detenimiento- muestra un asombroso parecido físico con Hitler.
Muchos, con no tan sostenibles fundamentos, han creído que esa imagen fue captada en alguna de las tantas visitas que el matrimonio de Walter e Ida Eichhorn hacían regularmente a Berlin; sin embargo Historias Lado B aporta una prueba que va en sentido contrario: el fotomontaje en el que se ve claramente que la foto de Eichhorn (¿y Hitler?) ha sido captada en uno de los amplios y coquetos salones del "Edén Hotel" en La Falda.

Los fantasmas de Eichhorn y Hitler en el "Edén Hotel". (Fotomontaje: Marcelo Gacía / Historias Lado B)

El impactante y misterioso Edén Hotel en La Falda.


Mientras los fantasmas de la duda siguen revoloteando por el Edén de la confusión general a la que pretende llevarnos la historia oficial, los del escurridizo Führer nazi comienzan a corporizarse dejándose ver -para quien esté dispuesto a hacerlo- casi por casualidad.


Marcelo García
Historias Lado B

martes, 4 de abril de 2017

Abril de 1917: Estados Unidos ingresa a la "Gran Guerra" y se convierte en potencia mundial


Soldados estadounidenses en la "Gran Guerra".


Estados Unidos entró hace un siglo en la Primera Guerra Mundial, lo que lo convirtió en una potencia mundial mientras las naciones europeas quedaban atrapadas en un conflicto que dejó millones de muertos y arrasó el Viejo Continente.
El 6 de abril de 1917 Estados Unidos puso su poderosa industria y su numerosa mano de obra al servicio de la guerra contra Alemania, inclinando así la balanza del conflicto, conocido entonces como la Gran Guerra.
"La Primera Guerra Mundial fue claramente el punto de inflexión para que Estados Unidos desarrollara un nuevo papel en el mundo, marcando el comienzo de un siglo de compromiso con la promoción de la democracia", apunta Jennifer Keene, experta en la materia de la Universidad de Chapman, en California.
Desde que estalló la guerra en 1914 los estadounidenses la siguieron con atención, y en su mayoría mostraron a favor de la neutralidad.
Pero la opinión pública cambió con el hundimiento del transatlántico Lusitania en mayo de 1915. El buque británico iba de Nueva York a Liverpool, cuando un submarino alemán lo torpedeó, matando a 1.201 pasajeros, 128 de ellos estadounidenses.
"Parece inconcebible que tengamos que abstenernos de tomar medidas en este asunto, porque no nos debemos sólo a la humanidad, sino a nuestra propia dignidad", dijo entonces al diario The New York Tribune el expresidente de Estados Unidos, Teddy Roosevelt, un influyente político que estaba a favor de los aliados.


 Proaliado pero neutral.
Aunque la opinión públca se inclinaba por los aliados, la mayoría de los estadounidenses insistía en la neutralidad. El entonces secretario de Estado, Williams Jennings Bryan,
llegó a renunciar en junio de 1915, por considerar excesivamente beligerante el tono del presidente Woodrow Wilson, frente a Alemania. No obstante, miles de voluntarios estadounidense pelearon por la causa de los aliados, alistándose en las fuerzas militares francesas, británicas y canadienses.
A Roosevelt le preocupaba que la derrota de los aliados derivara en la ocupación alemana de partes de Canadá, así como de territorios que franceses y británicos tenían en el Caribe. Y consideraba que la neutralidad hacía más probable el ingreso de Alemania en el continente americano.
"Los estadounidenses tenían mucho tiempo para pensar sobre lo que querían hacer, pero no podían ponerse de acuerdo", considera Michael Neiberg, del Army War College de Estados Unidos. Wilson, quien luchó por mantener la neutralidad, obtuvo la reelección en noviembre de 1916 con el lema: "Él nos mantuvo fuera de la guerra".

Woodrow Wilson.


Un telegrama, submarinos y revolución.
A principios de 1917, tres acontecimientos motivaron un cambio. El 16 de enero el secretario de Relaciones Exteriores de Alemania, Arthur Zimmermann, envió un telegrama a su embajador en México para que propusiera una alianza militar al país, que podría recuperar el territorio perdido en una guerra con Estados Unidos y recibiría oro y armas alemanas.
Pero la inteligencia británica interceptó el mensaje y se lo entregó a Washington. Su publicación escandalizó a los estadounidenses. Por otro lado, el 1 de febrero Alemania reanudó la guerra submarina, hundiendo buques mercantes en aguas internacionales. Los alemanes consideraban que si lograban hundir suficientes barcos, podrían provocar escasez y hambruna en Inglaterra e inclinar la guerra a su favor. En los días siguientes hundieron tres barcos mercantes estadounidenses, lo que aumentó la indignación de los norteamericano.
Los estadounidenses "no vendrán", dijo confidencialmente a un comité parlamentario de Alemania el almirante de ese país Eduard von Capelle. "Nuestros submarinos los hundirán. Porque Estados Unidos desde el aspecto militar no significa nada".
Por último, en medio del caos y la revolución, el zar Nicolás II de Rusia abdicó el 15 de marzo y entregó el poder a un Gobierno Provisional.
"Casi todos los estadounidenses odiaban" a Nicolás. "Parecía -al menos hasta que los bolcheviques llegaron al poder en noviembre de 2017- que la guerra podría dar paso a la democracia", según Neiberg.

Arthur Zimmermann.


Seguro para la democracia.
El ataque de Alemania a los submarinos "es una guerra contra la humanidad", dijo Wilson en un discurso ante el Congreso el 2 de abril en el que pidió declarar la guerra. "El mundo debe ser un lugar seguro para la democracia", proclamó.
Pero el pequeño y poco equipado ejército de Estados Unidos no estaba preparado para la contienda, y hacía décadas que no había librado combates importantes. Entrenadores franceses y británicos se apresuraron a adiestrar a las tropas. Hacia el final de la guerra, en noviembre de 1918, se habían movilizado más de cuatro millones de estadounidenses.
El general estadounidense John Pershing aterrizó en Francia en junio de 1917 con 14.000 soldados. Lo siguió un flujo constante de inexpertos pero entusiasmados soldados.
La campaña submarina de Alemania fracasó cuando los Aliados empezaron a agrupar sus buques en convoyes custodiados por buques de guerra.
"No hay duda de que Estados Unidos hizo una contribución fundamental para la victoria", dijo Keene, "pero la victoria en la Primera Guerra Mundial fue un esfuerzo de la coalición aliada, Estados Unidos no habría ganado sin los franceses y los británicos, ni al contrario". La paz provocó un nuevo debate: ¿los intereses de Estados Unidos se protegen mejor trabajando con organizaciones internacionales o en solitario?
"Ese es un debate que todavía tenemos", señala Neiberg.

Soldado norteamericano en la Primera Guerra Mundial.



(Fuente: AFP-NA)


domingo, 2 de abril de 2017

miércoles, 29 de marzo de 2017

El "Hotel Wassermann" en Bahía San Blas y su conexión con los nazis en Argentina

Un viejo y pintoresco hotel en medio de la nada al sur de la provincia de Buenos Aires y sus nexos con la clandestinidad nazi en la Argentina de los años '30.

El viejo "Hotel Wassermann" en Bahía San Blas, fotografiado por el agente nazi Wilhelm Engeland.



En 1881, un tal señor Galván, dueño de grandes extensiones de tierra, vendió a Eduardo Mulhall cuatro fracciones de campo de la Bahía San Blas, una pequeña localidad ubicada al extremo sudoeste de la provincia de Buenos Aires, perteneciente al partido de Patagones.

Galván, fundador del diario “The Standard” de Buenos Aires, fue quien comenzó a levantar el casco de la estancia que, posteriormente, pasó a manos de Don Bruno Wassermann, quién comenzó a darle la fisonomía que hoy tiene realizando la plantación de eucaliptos mas frondosa de Bahía San Blas; uniendo también la isla con el continente por medio del primer puente, el que ostenta en uno de sus pilares de ingreso una placa de bronce que dice "puerto Wassermann 1928".

La historia de los Wassermann en Bahía San Blas es digna de elogiar, ya que fueron verdaderos precursores en grandes negocios que dieron cierta prosperidad a la zona, un lugar al que también llegaban agentes nazis, dada la conexión con importantes e influyentes familias de orígen alemán (que eran de hecho, también funcionales a los planes que luego tuvieron los nazis por controlar de diferentes maneras la Patagonia Argentina) y, que al mismo tiempo, se mostraban muy interesados en negocios redituables (y posteriormente también útiles para la geopolítica de Hitler durante la Segunda Guerra Mundial), tal el caso de los trabajos de la empresa Titanit S.A. (de los Wassermann), que extraía diferentes tipos de minerales que las corrientes marinas, procedentes de las islas Malvinas, depositaban en las playas cercanas.


Nazis en el sur de la provincia de Buenos Aires, circa 1939. 
Banderas celestes y blancas, junto a la enseña con la esvástica.


Hasta allí, a ese alejado paraje sureño de la provincia de Buenos Aires, había llegado el agente nazi Wilhelm Engeland, uno de los tantos seguidos de cerca por la Comisión Investigadora de Actividades Antiargentinas en el Congreso Nacional desde el año 1941.

La foto que encabeza este artículo, fue justamente tomada por el nazi Engeland promediando los años '30 en la Bahía San Blas, concretamente a las puertas del viejo "Hotel Wassermann", en una de sus primeras misiones en el sur argentino en busca de preciados contactos y materiales que luego serían muy útiles para los nazis en la guerra.

Marcelo D. García
Historias Lado B


Documetos fotográficos: Comisión Investigadora de Actividades Antiargentinas del Congreso Nacional. Argentina. En archivo personal del autor.


domingo, 26 de marzo de 2017

John F. Kennedy: "No hay evidencia completa de que el cuerpo que se encontró fuera de Hitler"

El ex presidente estadounidense John Kennedy, asesinado en Dallas en 1963, escribió en su diario personal las impresiones que le dejó la visita que hizo al bunker de Adolf Hitler en Berlín, tras un un viaje a Europa en 1945.



John Kennedy, ex primer mandatario de los Estados Unidos, escribió en su propio diario personal, las impresiones que le quedaron tras hacer una visita al destruído bunker de Adolf Hitler en la ciudad alemana de Berlín. El diario pone de manifiesto las dudas (y más que eso) de Kennedy sobre la posibilidad de que el Führer nazi efectivamente hubiese muerto o no. Esas reflexiones quedaron plasmadas en las páginas del diario que el entonces futuro presidente estadounidense escribió durante su viaje por Europa en 1945. Kennedy hizo una visita al bunker de Hitler ubicado debajo de la Cancillería del III Reich y escribió. "La habitación donde se supone que Hitler se encontró con su muerte mostró paredes calcinadas y rastros de fuego. Sin embargo, no hay evidencia completa de que el cuerpo que se encontró fuera de Hitler. (…) Los rusos dudan de que esté muerto", agregó.


Kennedy estaba fascinado con Hitler.

En esos mismo documentos, quien años más tarde fue presidente estadounidense también había confesado su fascinación por el líder alemán. "Se puede entender fácilmente cómo en pocos años, Hitler emergerá del odio que lo rodea en estos momentos y se convertirá en una de las figuras más valiosas que han existido", escribió Kennedy.
Y también señaló que "la ambición sin límites (de Hitler)" lo llevó a convertirse en una "amenaza para la paz mundial", pero el "misterio que rodea a su vida y su muerte continuará viviendo aún después de él". "[Hitler] cuenta con todos los elementos que conforman una leyenda", aseguró. Ante la polémica que suscitó ese comentario al tomar estado público recientemente, su exasistente, Deirdre Henderson, explicó que al hablar de "leyenda" el político se expresaba sobre el misterio que rodeaba a Hitler y no "del mal que causó al mundo".


NOTA RELACIONADA:
http://historiasladob.blogspot.com.ar/2013/05/john-f-kennedy-y-su-admiracion-por.html

Foto: John Fitzgerald Kennedy, 1962. AFP

jueves, 9 de marzo de 2017

El aventurero alemán Günther Plüschow y su mirada sobre la Argentina de 1928

En 1928 Günther Plüschow llegó a la Argentina y describió la increíble riqueza y el lugar privilegiado que ocupaba por entonces el país en el concierto mundial de las Naciones. Leer lo que pensaba y comprobar la triste realidad que hoy nos toca vivir, hiela la sangre, hasta los límites mismos del terror. ¿Golpes militares, fraude, populismo demagógico, corrupción, terrorismo del Estado y del otro? ¿quién sabe dónde se dio el mal paso? 
Esta es una pequeña pintura que muestra la caída de la Argentina desde lo más alto hasta el fondo del tacho en apenas 89 años.

Por MARCELO D. GARCÍA / HISTORIAS LADO B


Günther Plüschow en la Patagonia de Argentina, 1928.


Nacido en Münich en 1886, Günther Plüschow fue un aventurero alemán pintoresco e incansable que cursó sus estudios en Roma, en Mecklemburgo y, luego, en los colegios navales de Hamburgo de donde egresó como Oficial Naval en 1912, momento preciso en que se vio irrefrenablemente atraído por la primitiva (y ciertamente peligrosa) aviación militar.
Durante la Primera Guerra Mundial, sirvió a su Patria como solitario piloto de combate en la remota colonia alemana de Tsingtao (en China), lugar del que debió huír, comenzando un penoso derrotero que, luego de unos años, le permitió regresar a su querida y vencida Alemania.

Plüschow dejó registradas todas y cada una de sus experiencias en detallados diarios personales que, posteriormente, tomaron forma de libros verdaderamente atrapantes, haciendo gala de una asombrosa capacidad de descipción sin igual.
Así las cosas, recordando día y noche las inconmensurables bellezas del sur argentino que descubrió durante uno de sus primeros viajes de instrucción naval, en 1925 supo que su destino estaba ligado de manera inevitable al lugar que él consideraba como el más bello del mundo: la Tierra del Fuego, en el punto más austral del planeta y la Argentina.


El "Fehuerland" anclado frente al glaciar Agostini en la Patagonia, 1928.


De sus exploraciones y travesías por la inhóspita Patagonia, Plüschow dejó valioso registro en miles de notas, fotografías y fantásticas filmaciones, y hasta hizo traer desde Alemania a bordo del vapor "Planet", un moderno hidroavión biplano Heinkel al que llamaba "Silber Kondor" o "Cóndor de Plata", para captar imágenes aéreas, de un valor documental difícil de igualar.
Fue un viaje increíble que -junto a un pequeño grupo de colaboradores a bordo de la frágil goleta "Feuerland" (Tierra del Fuego)- comenzó en Alemania en noviembre de 1927; interminable travesía que (previo paso por islas africanas, Brasil y Uruguay) se vio coronada con la llegada al puerto de Buenos Aires en octubre de 1928.

De entre tantas anotaciones hechas de puño y letra por Plüschow, una en especial es digna de destacar; ya que no sólo muestra la percepción que este intrépido e instruído alemán (conocedor a pie juntillas de prácticamente medio mundo) tenía de la Argentina de entonces, sino que también expone crudamente la estrepitosa caída en espiral descendente sufrida por el país apenas unos pocos años después, situación que -a todas luces- se ha empeorado con el paso del tiempo y de la que muy difícilmente pueda llegar a escapar.


El biplano "Silber Kondor" descansa en las frías aguas patagónicas del sur argentino, 1928.


Decía Plüschow sobre la Argentina de 1928 en una de sus notas:
"Hermosísimas son sus calles y plazas, sus parques, sus extensas y encantadoras playas; interesantísima la vida elegante y el movimiento gigantesco de sus legiones de automóviles. Maravilloso también es el valor del oro en este pequeño país modelo, el único en el mundo en donde la moneda goza de un curso más elevado que el todopoderoso dólar de América del Norte".(1)

Y continuaba:
"Al fin emerge, bajo las primeras luces de la aurora, como otra visión fantástica, otro segundo y pequeño Nueva York, pero muchísimo mayor y más imponente que su hermano Montevideo: ¡Buenos Aires! La ciudad de los "aires buenos", la capital de la inmensa República Argentina, el país de las grandezas, de las bellezas y de las riquezas en masa. Aquí, en esta gran ciudad, se concentran la riqueza y la fuerza de este poderoso país con su gigantesco porvenir; también aquí el desarrollo adquirido desde la guerra y después de la guerra alcanza los límites de lo increíble.
¡Pobre Europa, con todas tus pequeñas preocupaciones y rencillas!, pienso yo para mis adentros, bien a pesar mío". (2)

¿Hará falta agregar algo más para darse cuenta de la lastimosa debacle en la que, poco después de la visita de Plüschow, comenzó a verse sumida la vapuleada Argentina? ¿Habrá algún modo más claro de verlo?
Sometimiento a intereses foráneos, golpes militares, fraude "patriótico" electoral, populismo fascista y demagógico, corrupción estatal, terrorismo de Esatdo y del otro e incluso gobiernos anti democráticos surgidos del inadverido y cómplice voto popular, marcarían en adelante el peligroso camino tomado por la Argentina para que ya nada volviera a ser igual.


Günther Plüschow, vale mencionarlo, fue uno de los bravos pioneros alemanes que (como Wilhelm Canaris, llegado en 1915 y la delegación de intrépidos aviadores que visitaron el país en 1934, entre quienes estaba la legendaria piloto Hanna Reitsch), fue de gran utilidad para que la futura Alemania nazi de Adolf Hitler tuviera perfectamente identificados los mejores lugares en el sur argentino para el posterior establecimiento de fuertes intereses germanos en esa auténtica "tierra de nadie", como así también las zonas más propicias para la instalación de bases clandestinas de reabastecimiento de U-Boots durante la Segunda Guerra Mundial.

El 28 de octubre de 1931, Günther Plüschow encontró la muerte sobrevolando el brazo "Rico" en el Lago Argentino, muy cerca del glaciar Perito Moreno en la provincia argentina de Santa Cruz.
Actualmente, un monolito recuerda, allí mismo, el imborrable paso de este alemán conocedor del mundo entero que pudo admirar la gloria (ya perdida) de este bendito país.



Marcelo D. García
Historias Lado B



Referencia:
(1) "Sobre la Tierra del Fuego" - Günther Plüschow - Süd Pol - Argentina - 2008.
(2) Ibídem.